Desmontando mitos empresariales: la cucaña imposible

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Desmontando mitos empresariales: la cucaña imposible

A la hora de poner en marcha un nuevo proyecto empresarial, o decidir los pasos a seguir para reorientar los objetivos estratégicos y operativos de tu negocio, será sumamente importante que analices toda la información que se encuentre a tu alcance, y trates de recabar más si es necesario, pero que no te dejes llevar nunca por el pesimismo o el derrotismo.

El hecho de tomar una postura constructiva, e incluso positiva, sin caer en el exceso, es esencial para encarar el futuro con las herramientas necesarias para alcanzar el éxito, ya que, de forma inconsciente, enfocaremos cada reto centrándonos únicamente en la identificación de posibles soluciones, en lugar de dejarnos llevar por la dificultad de los problemas y obstáculos que tenemos delante.

Para reflexionar sobre este aspecto, desde OGE Consultores hoy queremos que conozcas y extraigas tu propio aprendizaje de nuestra versión adaptada de un conocido cuento motivador, como es el de ‘La cucaña imposible’, que pasamos a mostrarte a continuación:

“Hace bastante tiempo, un pequeño pueblo decidió organizar en sus fiestas una competición para diversión de sus habitantes, que aunase la agilidad y la fuerza. Para ello, se instaló un mástil liso de madera de 10 metros de altura, que además cubrieron de grasa, con el fin de que resultase más resbaladizo.

El concurso consistía en retar a los participantes a alcanzar el punto más alto del poste, en el que se colocó un pañuelo.

Ante la gran dificultad de la prueba, prácticamente todos los asistentes concluyeron que se trataba de una prueba imposible.

Los primeros participantes, incrédulos ante tal situación, comenzaron a realizar su escalada, pero todos desistieron antes de superar los primeros 3 metros de altura.

Esto reforzó la negatividad de los asistentes, hasta el punto de que, algunos de los que se habían apuntado inicialmente, rehusaron incluso intentarlo.

En ese momento, se acercó al poste el último participante, que se quedó varios minutos observándolo desde su base, sin prestar atención a los comentarios que sonaban a su alrededor, invitándole a abandonar.

Después de un tenso tiempo de espera, comenzó a ascender sin mirar siquiera al resto de asistentes.

Sorprendentemente, fue trepando poco a poco, con un ritmo decidido, pero sin dejar que las prisas y la impaciencia le llevaran a cometer un error.

Al alcanzar la mitad del poste, muchas personas le comenzaron a gritar que descendiese, para evitar una caída que le podría causar varias lesiones.

No obstante, este aguerrido competidor siguió ascendiendo lentamente, hasta que logró, por fin, alcanzar el punto más alto y coger el pañuelo que le convertía en vencedor.

Una vez abajo, fue aclamado por todos los asistentes, aunque mantuvo en todo momento su serenidad y silencio.

Cuando se acercó la corporación municipal para darle el premio, el alcalde no pudo resistir la curiosidad y le preguntó: “¿Cómo has conseguido dejar a un lado los comentarios negativos y alcanzar la cima?”.

En ese momento, el vencedor sonrió y, con la misma tranquilidad de siempre, se quitó los tapones que tenía en sus oídos.”