Desmontando mitos empresariales: el zorro y las uvas

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Desmontando mitos empresariales: el zorro y las uvas

El principal secreto que se esconde detrás del éxito a la hora de emprender un nuevo proyecto emprendedor, o consolidar una empresa en su mercado de actuación, reside, por encima de otros muchos aspectos, en la perseverancia.

Ser perseverante para alcanzar tus objetivos implica mantenerse fiel a tus sueños y no desfallecer ante la presencia de cualquier obstáculo que se te presente, y que, a primera vista, pueda a alejarte de conseguir lo que te propones.

En este sentido, y por mucho que los casos de éxito empresarial se suelan contar obviando aquellos aspectos que los pusieron en riesgo a lo largo de su diseño y desarrollo, no se puede siquiera pensar en lograr las metas que nos proponemos en nuestra andadura profesional sin que existan situaciones en las que todo parezca venirse abajo y que, por tanto, exigen que aportemos lo mejor de nosotros mismos.

De hecho, debes tener en cuenta que, como dijo una vez un sabio, si la consecución de tus objetivos no requiere de tu esfuerzo diario esto se deberá, sobre todo, a que fuiste demasiado complaciente al establecer tus metas.

Para reflexionar sobre la importancia de luchar por lo que deseas, a nivel personal y profesional, y no dejarte vencer por esa voz interior que te anima a desistir, desde OGE Consultores hoy queremos que recuerdes con nosotros la famosa fábula del zorro y las uvas, que pasamos a mostrarte a continuación.

“Hace algún tiempo que un zorro, hambriento y cansado de no encontrar una presa que llevarse a la boca, se aventuró a caminar por una plantación de uvas, para ver si podía dar caza a algún conejo despistado.

Paseando entre las parras se dio cuenta de que era el único animal que se encontraba allí.

Sin embargo, al alzar su vista se quedó prendado de un espectacular racimo de uvas maduras, que brillaba resplandeciente sobre su cabeza.

Al fijarse con más detenimiento, recorrió su mente la idea de poder mitigar su hambre y su sed con aquella fruta tan sabrosa.

Por eso, comenzó a intentar trepar por las ramas de la parra, sin ningún éxito, y a dar saltos para intentar lograr su objetivo.

El esfuerzo realizado hacía que pareciese que las uvas cada vez estaban más lejos, lo que comenzó a desanimarlo.

Tras varias intentonas, el zorro se quedó mirando al racimo de uvas y, fruto de su impotencia, se autoconvenció de que las uvas todavía estaban verdes y que no merecía la pena estar dedicando su tiempo a un objetivo que, en el fondo, no era de su agrado.”