Desmontando mitos empresariales: la reliquia del samurái

motivación proactividad asunción de responsabilidades gestión empresarial reflexiones OGE Consultores

Desmontando mitos empresariales: la reliquia del samurái

A lo largo de nuestra vida nos solemos encontrar ante momentos en los que, quizás llevados por nuestro estado de ánimo o por los obstáculos que se presentan a nuestro alrededor, olvidamos, en cierto modo nuestro protagonismo activo y real en cuanto a nuestra influencia sobre lo que sucede en nuestro entorno.

Este aspecto se puede manifestar desde una doble perspectiva, tanto desde el punto de vista de empeñarnos en ‘echar la culpa al empedrado’ cuando no alcanzamos las metas empresariales que nos habíamos fijado o, en sentido opuesto, percibir que el éxito alcanzado se debe a causas totalmente ajenas a nuestro esfuerzo y dedicación diarias.

Para reflexionar sobre la importancia de tomar conciencia de la influencia de nuestras decisiones y nuestros actos sobre el mundo que nos rodea, especialmente a nivel empresarial, y comprender así la importancia de adoptar un enfoque proactivo en este sentido, hoy queremos compartir contigo la siguiente fábula.

“Hace ya un largo tiempo, vivía en Japón un anciano samurái que, a pesar de su avanzada edad, seguía siendo temido y respetado por todos.

Desde prácticamente su adolescencia había alcanzado una más que merecida fama en todos los rincones del imperio, por las incontables batallas ganadas acompañado de sus tropas.

Un día, el anciano samurái recibió en su hogar la visita de un viejo amigo, un monje con el que había compartido infinidad de vivencias a lo largo de su dilatada vida.

Esa noche, mientras hablaban, el samurái, como buen anfitrión, comenzó a preparar la cena y, en un descuido, rozo una pequeña reliquia que se encontraba sobre la mesa, y que estuvo a punto de caer y romperse en pedazos.

—¡Vaya susto! ¡Menos mal que no le ha pasado nada! —dijo asustado.

El monje, sorprendido por percibir en su rostro el miedo por primera vez, le preguntó:

—¿Por qué te preocupas tanto por esa vasija? No es más que un objeto.

Sorprendido por esta afirmación, el anciano samurái se apresuró a responder:

—No es solo una vieja vasija, es mucho más. Se trata de una reliquia que obtuve en una de mis primeras batallas, cuando todavía era un joven temeroso e inexperto. El hecho de verla cada día me recuerda todo lo que he conseguido desde entonces.

—Ciertamente has mejorado muchísimo —le comentó su invitado—, llegaste a ser el samurái más respetado de Japón. Tienes prestigio, honor y has demostrado que no temes a nada. Combatiste contra los más grandes ejércitos y ganaste guerras que se creían perdidas. ¿Y aun así vas a decirme que tienes tanto miedo de que un simple objeto se rompa? Amigo mío, tú eres mucho más que eso. Tu valor como persona se encuentra dentro de ti, no en las reliquias que hayas acumulado.

Tras escuchar estas palabras, el samurái reflexionó durante unos instantes, y en su rostro se dibujó una sonrisa al darse cuenta de que su viejo amigo estaba en lo cierto. Su suerte no dependía de aquella vasija ya que, en realidad, era él quien le había otorgado unas propiedades místicas que, en realidad, no tenía.

Por eso, desde esa misma noche, decidió guardar aquella vasija junto al resto de trofeos, valorando que todo lo que había conseguido no había sido gracias a una reliquia, sino a su esfuerzo, implicación y fuerza de voluntad.”